Es una divertida ruta acuática y una iniciación al barranquismo a nivel básico. Por eso se puede hacer con niños. Nosotros la hicimos con niños de edades entre 4 y 7 años, y quedaron encantados. Si es importante ir bien equipados, sobre todo con calzado(antideslizante), neopreno(por el frío de de algunas zonas), y para los niños manguitos, tablas o churros, ya que aunque sepan nadar se cansan.
Son dos kilómetros de tramo, y el tiempo aproximado son unas 3 horas de ida, con niños quizás un poco más.
Se comienza cerca del pueblo, en la poza de Las Mozas. En ella encontramos un tobogán natural por la que podemos acceder a ella. Después seguimos a través del cauce del río, por pasillos y pozas preciosas y caminamos con agua a la altura de los tobillos, en otras zonas nos llega a la cintura. Hay muchas rocas resbaladizas, por la cubierta de algas y verdina, por lo que hay que caminar con cuidado.
El tramo siguiente es el de La Cueva, es el tramo más bonito, ya que discurre por un desfiladero y zonas donde la profundidad del agua hace que vayas nadando. El agua cristalina, los rayos del sol reflejados en el agua, tonalidades de colores, las rocas...un entorno increíble.
Va quedando menos cuando llegamos a la presa. Ésta se puede bajar bien haciendo rapel o por un tobogán natural, algo más escarpado que el primero.
Acabamos el recorrido en una playa fluvial, donde se puede parar a comer, a coger renacuajos, darnos un último baño o simplemente descansar. Lo mejor la buena compañía, las risas, las caídas, el esfuerzo, merece la pena conocerlo.
Son dos kilómetros de tramo, y el tiempo aproximado son unas 3 horas de ida, con niños quizás un poco más.
Se comienza cerca del pueblo, en la poza de Las Mozas. En ella encontramos un tobogán natural por la que podemos acceder a ella. Después seguimos a través del cauce del río, por pasillos y pozas preciosas y caminamos con agua a la altura de los tobillos, en otras zonas nos llega a la cintura. Hay muchas rocas resbaladizas, por la cubierta de algas y verdina, por lo que hay que caminar con cuidado.
El tramo siguiente es el de La Cueva, es el tramo más bonito, ya que discurre por un desfiladero y zonas donde la profundidad del agua hace que vayas nadando. El agua cristalina, los rayos del sol reflejados en el agua, tonalidades de colores, las rocas...un entorno increíble.
Va quedando menos cuando llegamos a la presa. Ésta se puede bajar bien haciendo rapel o por un tobogán natural, algo más escarpado que el primero.
Acabamos el recorrido en una playa fluvial, donde se puede parar a comer, a coger renacuajos, darnos un último baño o simplemente descansar. Lo mejor la buena compañía, las risas, las caídas, el esfuerzo, merece la pena conocerlo.
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