Es algo imprescimble, dejar un poco la rutina, las prisas, el móvil, y conectar de verdad con las personas...reir, charlar, escuchar, vvir...
No se nos ocurre un destino mejor, en plena ola de calor de final de junio, que irnos a la sierra de Cazorla. Como hemos dicho, la conexión con las personas y también añado ahora, la conexión con la naturaleza, tan importante, el silencio, la paz, el olor del campo...a pesar del calor, muchísimo calor, hemos conseguido lo que pretendiamos con nuestro fin de semana.
Llegamos de la carretera de arroyo Frio a Torre del Vinagre, y de ahi nos desviamos hacia la piscifactoía, de ahí viene indicado perfectamente la dirección hacia el río Borosa, al parking, muy amplio donde dejamos el coche.
Elegimos la ruta completa, hasta el nacimiento del río Borosa. Son muchas las recomendaciones que nos van haciendo, que sí quedaros solo en la primera cascada, no merece la pena llegar hasta el final, para mí, mi recomendación es hacerla completa, son 12 km de ida, y otros 12 km de vuelta, total 24 km, pero cada tramo ofrece algo diferente, el paisaje va cambiando, y las vistas también, el final se hace un poco más duro, piedras, desnivel y calor, pero para nosotras mereció la pena.
Así que coemzamos ruta, bien preparadas con mochila, mucha agua, comida, muda, siempre es importante preparar bien la mochila, pero en verano, en ola de calor y con tantos kilómetros, especialmente.
Comenzamos temprano, aunque con algún contratiempo cafetereo...
La primera parte de la ruta, es una amplia pista forestal, se camina muy bien, agusto, con ganas, y nos vamos adentrando en la ruta( simpre el río a nuestro lado).
Vamos cruzando algunos puentes, el de los Caracolillos, pasamos por un pliegue muy característico de la roca y a unos 3-4 km nos encontramos la Cerrada de Elías, un paso espectacular, augas cristalinas, unas pasarelas de madera, cortito, pero al ser como en un cañós es una maravilla.
Cuando pasamos la cerrada de Elías, tenemos un trocito hasta llegar a la central hidroeléctrica, ahí habremos hecho unos 7 km. Y desde ahí comienza una subida, que es verdad que al principio es más suave, nos vamos encontrando una serie de cascadas impresionantes, y unas visitas del parque de Cazorla, de riscos, de montañas, de buitres, chovas, cuervos, que nos hace continuar con ganas de ver más.
El dolor de caderas, de algunas personas, las agujetas en los brazos, repetidas hasta la saciedad, no hacen que paremos, al contrario, proseguimos camino.
Y nos encontramos el primer salto de agua, al que después le siguen más, la cascada de las Tres Colas, la de La Calavera y el asombroso Salto de los Órganos con sus 60 metros de caída son los grandes protagonistas de este tramo. Vas caminando, y te vas asomando a las cascadas, lo que hace la subida más agradable. Nos dan ganas de bañaros, pero preferimos seguir hasta arriba, y ya después en la bajada, aprovechar para comer, y refrescarnos, y claro, disfrutar del espectáculo.
Comienza ahora un tramo con bastante subida, muy pedroso, piedras sueltas, y las vistas van siendo maás alucinates. Tras este último esfuerzo, vamos llegando hasta unos túneles, que tenemos que atravesar(hay tramos que hay que iluminar, son cortitos) pero es otra parte interesante del camino, y ya nos va quedando menos para el final de ruta.
Desembocamos en otro pequeño camino y nos quedan como 15-20 mintos para el nacimiento.Antes nos encontramos con unas vistas preciosas al embalse de Aguas Negras. Un pequeño remanso de paz, de aguas turquesas y de ahí proseguimos muy `poquito hacia el final. Del nacimiento no podemos esperar nada espectacular, solo nace en un rinconcito el agua, se ve como sale con fuerza. Pero como disciplinadas que somos, tenemos que acabar la ruta y asomarlo a verlo, para mí si merece la pena, un charquito, donde nace la fuerza del río, además de refrecarnos, o más bien helarnos los pies dentro.
Ya nos toca la vuelta. Se hace más corta. Son unos 3 km hasta la cascada de la Caravela, que es la que elegimos para nuestro descaso y picnic. Hay que tener cuidado, por las caídas, hay quien se cae hasta tres veces, ahí lo dejo...jejeje...
Cuando llegamos a nuestro objetivo, vamos a la congelada agua y nos bañamos, alucinante...Una pequeña joya, un regalo el poder disfrutar del ese lugar.
Lo disfrutamos, no queremos irnos, pero aun nos quedan unos kilometros para llegar al coche y además escuchamos tormenta y caen algunas gotas. Empredendemos sendero de vuelta, muy cansadas, pero muy contentas, nos encantó la ruta.
Cuántos pequeños momentos, cuantas risas, y cuanto esfuerzo. Nos acordaremos de esa lata de coca cola que nunca apareció en la cascada de la calavera, ese zorro doméstico, merodeándonos, ese agua helada pero que daba vida, de las charlas de subida, de bajada, nuestras partidas de mus, nuestros vinos, de los silencios.....
¡Gracias por ser tan buena compañera de aventuras! A por muchas más....